LA CORONILLA DE LA DIVINA MISERICORDIA
AL COMENZAR
Hace la Señal de la Cruz
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración al Principio
Expiraste, Jesús, pero la fuente de vida brotó para las almas y el mar de misericordia se abrió para el mundo entero. Oh fuente de vida, insondable Misericordia Divina, abarca al mundo entero y derrámate sobre nosotros.
Oh Sangre y Agua (se repite tres veces)
Oh Sangre y Agua que brotaste del Corazón de Jesús, como una Fuente de Misericordia para nosotros, en Ti confío.
Padre Nuestro
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.
Ave María
Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo; bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto, de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la ahora de nuestra muerte. Amén
Credo de los Apostoles
Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo su único Hijo Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo. Nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre, todopoderoso. Desde allí va a venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurección de la carne y la vida eterna. Amén.
LAS DECENAS
Padre Eterno (en las cuentas de Padre Nuestro)
Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu Amadísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, para el perdón de nuestros pecados y los del mundo entero.
Por Su dolorosa Pasión (en las cuentas de Ave Mariá)
Por Su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.
AL FINALIZAR
Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu Amadísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, para el perdón de nuestros pecados y los del mundo entero.
Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, Ten misericordia de nosotros y del mundo entero". (se repite tres veces)
Oh Sangre y Agua que brotasteis del Corazón de Jesús como una fuente de misericordia para nosotros, en Ti confío (se repite tres veces)
Oración Final
Oh Dios Eterno, en quien la misericordia es infinita y el tesoro de compasión inagotable, vuelve a nosotros Tu mirada bondadosa y aumenta Tu misericordia en nosotros, para que en momentos difíciles no nos desesperemos ni nos desalentamos, sino que, con gran confianza, nos sometamos a Tu santa voluntad, que es el Amor y la Misericordia Mismos.
Hace la Señal de la Cruz
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
QUÉ ES LA DIVINA MISERICORDIA?
El mensaje no es nada nuevo, es sólo un recordatorio de lo que la Iglesia siempre ha enseñado: que Dios es misericordioso, que Él perdona, y que nosotros también debemos ser misericordiosos y perdonar.Pero en la devoción a la Divina Misericordia este mensaje asume un nuevo enfoque poderoso, ya que nos llama a una comprensión más profunda de que el amor de Dios no tiene límites y que está disponible a todos, especialmente al pecador más grande: Cuanto más grande es el pecador, tanto más grande es el derecho que tiene a Mi Misericordia (Diario, 723).
Algunos de los elementos de este nuevo enfoque incluye una imagen sagrada del Salvador Misericordioso, varias oraciones nuevas y una abundancia de promesas. Pero los elementos principales son: la confianza y las obras de misericordia.
La historia del origen y de la difusión del mensaje de la Divina Misericordia y de su devoción por todo el mundo, resulta ser fascinante. Comprende apariciones y revelaciones extraordinarias, respuestas milagrosas a oraciones, una escapada dramática de una Polonia devastada por la guerra, una prohibición temporal del culto por la Iglesia y el fuerte apoyo del Papa Juan Pablo II, que muy probablemente será llamado por los historiadores "el Papa de la Misericordia."
Las tres "S" de la MisericordiaEl mensaje de la misericordia es que Dios nos ama, nos ama a todos, sin importar la magnitud de nuestros pecados. Dios quiere que reconozcamos que Su misericordia es más grande que nuestros pecados, para que podamos invocarlo a Él con confianza, recibir Su misericordia y dejar que ésta fluya a través de nosotros hacia los demás. Así, todos llegaremos a compartir Su alegría. Es un mensaje que siempre podemos tener presente sencillamente al acordarnos de la letra "S", como el "Señor."
Solicite misericordia
Dios quiere que nos acerquemos a Él orando sin cesar, arrepintiéndonos de nuestros pecados y pidiendo que Él derrame Su misericordia sobre nosotros y el mundo entero.
Sea misericordioso
Dios quiere que recibamos Su misericordia y que la dejemos fluir a través de nosotros hacia los demás. Quiere que demos amor y perdón a otros, como Él nos lo da a nosotros.
Sin cesar confíe completamente en Él
Dios quiere que sepamos que las gracias de Su misericordia dependen de nuestra confianza. Cuanto más confiemos en Jesús, tanto más recibiremos.
Oración para obtener la Divina Misericordia
¡Oh Dios de gran misericordia! bondad infinita, hoy toda la humanidad clama, desde el abismo de su miseria, a Tu misericordia, a Tu compasión, oh Dios; y grita con la potente voz de la miseria. Dios indulgente, no rechaces la oración de los desterrados de esta tierra. Oh Señor, bondad inconcebible que conoces perfectamente nuestra miseria y sabes que por nuestras propias fuerzas no podemos ascender hasta Ti, Te imploramos, anticípanos Tu gracia y multiplica incesantemente Tu misericordia en nosotros para que cumplamos fielmente Tu santa voluntad a lo largo de nuestras vidas y a la hora de la muerte. Que la omnipotencia de Tu misericordia nos proteja de las flechas de los enemigos de nuestra salvación, para que con confianza, como Tus hijos, esperemos Tu última venida, ese día que conoces sólo Tú. Y a pesar de toda nuestra miseria, esperamos recibir todo lo que Jesús nos ha prometido, porque Jesús es nuestra esperanza; a través de Su Corazón misericordioso, como a través de una puerta abierta, entramos en el cielo (Diario de Santa Faustina, 1570).
AL COMENZAR
Hace la Señal de la Cruz
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración al Principio
Expiraste, Jesús, pero la fuente de vida brotó para las almas y el mar de misericordia se abrió para el mundo entero. Oh fuente de vida, insondable Misericordia Divina, abarca al mundo entero y derrámate sobre nosotros.
Oh Sangre y Agua (se repite tres veces)
Oh Sangre y Agua que brotaste del Corazón de Jesús, como una Fuente de Misericordia para nosotros, en Ti confío.
Padre Nuestro
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.
Ave María
Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo; bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto, de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la ahora de nuestra muerte. Amén
Credo de los Apostoles
Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo su único Hijo Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo. Nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre, todopoderoso. Desde allí va a venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurección de la carne y la vida eterna. Amén.
LAS DECENAS
Padre Eterno (en las cuentas de Padre Nuestro)
Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu Amadísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, para el perdón de nuestros pecados y los del mundo entero.
Por Su dolorosa Pasión (en las cuentas de Ave Mariá)
Por Su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.
AL FINALIZAR
Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu Amadísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, para el perdón de nuestros pecados y los del mundo entero.
Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, Ten misericordia de nosotros y del mundo entero". (se repite tres veces)
Oh Sangre y Agua que brotasteis del Corazón de Jesús como una fuente de misericordia para nosotros, en Ti confío (se repite tres veces)
Oración Final
Oh Dios Eterno, en quien la misericordia es infinita y el tesoro de compasión inagotable, vuelve a nosotros Tu mirada bondadosa y aumenta Tu misericordia en nosotros, para que en momentos difíciles no nos desesperemos ni nos desalentamos, sino que, con gran confianza, nos sometamos a Tu santa voluntad, que es el Amor y la Misericordia Mismos.
Hace la Señal de la Cruz
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
QUÉ ES LA DIVINA MISERICORDIA?
El mensaje no es nada nuevo, es sólo un recordatorio de lo que la Iglesia siempre ha enseñado: que Dios es misericordioso, que Él perdona, y que nosotros también debemos ser misericordiosos y perdonar.Pero en la devoción a la Divina Misericordia este mensaje asume un nuevo enfoque poderoso, ya que nos llama a una comprensión más profunda de que el amor de Dios no tiene límites y que está disponible a todos, especialmente al pecador más grande: Cuanto más grande es el pecador, tanto más grande es el derecho que tiene a Mi Misericordia (Diario, 723).
Algunos de los elementos de este nuevo enfoque incluye una imagen sagrada del Salvador Misericordioso, varias oraciones nuevas y una abundancia de promesas. Pero los elementos principales son: la confianza y las obras de misericordia.
La historia del origen y de la difusión del mensaje de la Divina Misericordia y de su devoción por todo el mundo, resulta ser fascinante. Comprende apariciones y revelaciones extraordinarias, respuestas milagrosas a oraciones, una escapada dramática de una Polonia devastada por la guerra, una prohibición temporal del culto por la Iglesia y el fuerte apoyo del Papa Juan Pablo II, que muy probablemente será llamado por los historiadores "el Papa de la Misericordia."
Las tres "S" de la MisericordiaEl mensaje de la misericordia es que Dios nos ama, nos ama a todos, sin importar la magnitud de nuestros pecados. Dios quiere que reconozcamos que Su misericordia es más grande que nuestros pecados, para que podamos invocarlo a Él con confianza, recibir Su misericordia y dejar que ésta fluya a través de nosotros hacia los demás. Así, todos llegaremos a compartir Su alegría. Es un mensaje que siempre podemos tener presente sencillamente al acordarnos de la letra "S", como el "Señor."
Solicite misericordia
Dios quiere que nos acerquemos a Él orando sin cesar, arrepintiéndonos de nuestros pecados y pidiendo que Él derrame Su misericordia sobre nosotros y el mundo entero.
Sea misericordioso
Dios quiere que recibamos Su misericordia y que la dejemos fluir a través de nosotros hacia los demás. Quiere que demos amor y perdón a otros, como Él nos lo da a nosotros.
Sin cesar confíe completamente en Él
Dios quiere que sepamos que las gracias de Su misericordia dependen de nuestra confianza. Cuanto más confiemos en Jesús, tanto más recibiremos.
Oración para obtener la Divina Misericordia
¡Oh Dios de gran misericordia! bondad infinita, hoy toda la humanidad clama, desde el abismo de su miseria, a Tu misericordia, a Tu compasión, oh Dios; y grita con la potente voz de la miseria. Dios indulgente, no rechaces la oración de los desterrados de esta tierra. Oh Señor, bondad inconcebible que conoces perfectamente nuestra miseria y sabes que por nuestras propias fuerzas no podemos ascender hasta Ti, Te imploramos, anticípanos Tu gracia y multiplica incesantemente Tu misericordia en nosotros para que cumplamos fielmente Tu santa voluntad a lo largo de nuestras vidas y a la hora de la muerte. Que la omnipotencia de Tu misericordia nos proteja de las flechas de los enemigos de nuestra salvación, para que con confianza, como Tus hijos, esperemos Tu última venida, ese día que conoces sólo Tú. Y a pesar de toda nuestra miseria, esperamos recibir todo lo que Jesús nos ha prometido, porque Jesús es nuestra esperanza; a través de Su Corazón misericordioso, como a través de una puerta abierta, entramos en el cielo (Diario de Santa Faustina, 1570).