Colgarle listones a San Charbel es una costumbre de origen mexicano,
aunque en la tradición de la iglesia antigua-maronita se tiene algo parecido".
En el Líbano, no era un listón, sino que cuando hay en un pueblo libanés una epidemia o enfermedad grande, todas las mujeres van con su velo a colocarlo junto a otros alrededor de la iglesia, hasta que se vaya la epidemia. Puede ser de ahí donde se tomo esa costumbre y tomó más fuerza aquí en México en las iglesias donde se venera a San Chárbel. Lo más importante no es el listón, es la fe, la oración para pedir al santo, pues el listón es un acto de sentimiento, de expresión de la persona, pero la fe es un acto del corazón.
Aunque la Iglesia Católica no reconoce alguna cualidad especial en el color de cada listón y las peticiones, sí recomienda que todo acto de esta naturaleza esté libre de magia o superstición. Se trata de un acto devocional que debe estar alimentado de la oración; el listón es el símbolo no sólo de la petición, sino de la oración constante hecha vida en cada uno de nosotros.
En todo caso, respecto a los colores, los listones de color son utilizados para las peticiones y los listones blancos para dar gracias. Sin embargo, la gente otorga diferentes significados a los colores de los listones, llegando al absurdo de considerar el listón negro como un listón del mal. Y es que, mucha gente no ha entendido que un santo no puede interceder ante Dios para causarle un mal a otra persona.
A pesar de todo, aún si la gente quiere darle un significado ‘añadido’ a su petición o si cree que una manera de recordar su compromiso (porque toda petición lleva consigo un compromiso en la intención y en la oración) según el color del listón, sería:
Azul: para la fuerza, poder, protección y voluntad divina.
Dorado: iluminación, amor por los seres queridos y la paz mundial.
Rosa: para el amor divino de la adoración y reconciliaciones.
Verde: esperanza, fe y salud física o espiritual.
Rojo: para situaciones difíciles y pedir provisiones.
Violeta: para la misericordia, perdón y meditación.
Amarillo: para la paz, el equilibrio, sabiduría e intuición.
Morado: para la purificación, la conversión de lo malo en bueno.
Blanco: para agradecer los favores concedidos.
yo ya puse el mío en la iglesia de Coyoacán, qué tal?
(Tomado de Declaraciones de Mons. George M. Saad Abi Younes Obispo Maronita y del Padre Rogelio Peralta, Sacerdote Maronita)
aunque en la tradición de la iglesia antigua-maronita se tiene algo parecido".
En el Líbano, no era un listón, sino que cuando hay en un pueblo libanés una epidemia o enfermedad grande, todas las mujeres van con su velo a colocarlo junto a otros alrededor de la iglesia, hasta que se vaya la epidemia. Puede ser de ahí donde se tomo esa costumbre y tomó más fuerza aquí en México en las iglesias donde se venera a San Chárbel. Lo más importante no es el listón, es la fe, la oración para pedir al santo, pues el listón es un acto de sentimiento, de expresión de la persona, pero la fe es un acto del corazón.
Aunque la Iglesia Católica no reconoce alguna cualidad especial en el color de cada listón y las peticiones, sí recomienda que todo acto de esta naturaleza esté libre de magia o superstición. Se trata de un acto devocional que debe estar alimentado de la oración; el listón es el símbolo no sólo de la petición, sino de la oración constante hecha vida en cada uno de nosotros.
En todo caso, respecto a los colores, los listones de color son utilizados para las peticiones y los listones blancos para dar gracias. Sin embargo, la gente otorga diferentes significados a los colores de los listones, llegando al absurdo de considerar el listón negro como un listón del mal. Y es que, mucha gente no ha entendido que un santo no puede interceder ante Dios para causarle un mal a otra persona.
A pesar de todo, aún si la gente quiere darle un significado ‘añadido’ a su petición o si cree que una manera de recordar su compromiso (porque toda petición lleva consigo un compromiso en la intención y en la oración) según el color del listón, sería:
Azul: para la fuerza, poder, protección y voluntad divina.
Dorado: iluminación, amor por los seres queridos y la paz mundial.
Rosa: para el amor divino de la adoración y reconciliaciones.
Verde: esperanza, fe y salud física o espiritual.
Rojo: para situaciones difíciles y pedir provisiones.
Violeta: para la misericordia, perdón y meditación.
Amarillo: para la paz, el equilibrio, sabiduría e intuición.
Morado: para la purificación, la conversión de lo malo en bueno.
Blanco: para agradecer los favores concedidos.
yo ya puse el mío en la iglesia de Coyoacán, qué tal?
(Tomado de Declaraciones de Mons. George M. Saad Abi Younes Obispo Maronita y del Padre Rogelio Peralta, Sacerdote Maronita)