CUARTO DIA
Por el siervo de Dios
Hecha la señal de la Cruz, se reza el siguiente
ACTO DE CONTRICCION:
Señor mío Jesucristo, Padre misericordioso, Señor de los Rayos, humildemente postrado a tus sagrados pies, imploro tu misericordia para alcanzar el perdón de mis pecados. Es verdad que son innumerables pero, Señor, Tú dijiste que habías venido a la tierra a buscar no a los justos, sino a los pecadores. Con esta confianza, Jesús mío, espero me perdonarás todos mis pecados; me arrepiento con todo mi corazón de haberos ofendido. Lávame con tu preciosa sangre y quedará mi alma más blanca que la nieve, y por tus méritos e intercesión de tu Santísima Madre la Virgen María, te pido me concedas la gracia necesaria para amarte en esta vida y después ir a verte y alabarte en la Patria celestial por una eternidad. Amén.
ORACION
Mártir de los mártires, Señor de los Rayos, Redentor piadosísimo de las almas; Tú que por salvar al hombre padeciste tan atroces tormentos, y quisiste ser juzgado como reo para usar conmigo de misericordia. ¡Oh amor incomprensible de mi Dios! ¿Es posible que si Tú eres tan bueno yo no lo sea? ¿Qué si Tú permitiste ser tratado con desdenes e ignominia, yo corro presuroso y lleno de locura en busca de honores y placeres? ¡No, Jesús mío amabilísimo, ya no será así de aquí en adelante! Lleno de confusión y de vergüenza te suplico, postrado a tus plantas te dignes concederme el remedio en las presentes necesidades que me afligen, por el dolor que sentiste cuando coronaron de espinas tu Santísima Cabeza, y por la aflicción que tuvo la Virgen María, tu Madre, al verte en tan lastimoso estado Concédeme, Señor, lo que solicito si es de tu agrado, y si no dame paciencia en mis trabajos, para que después de esta vida pueda ir a alabarte eternamente en la gloria. Amén.
Rezar los Cinco Credos, hacer la Petición y decir la jaculatoria:
El Credo Largo
Creo en un solo Dios Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra y gracia del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con él Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén.
Jaculatoria
Señor de los Rayos Estrella brillante,
válganos tu Cruz,
Tu muerte y tu sangre. Amen
(Decir Peticion)
EJEMPLO
Un devoto del Señor de los Rayos apela a su misericordia
(Tomado del Libro de Registro No. 82).
El Sr. Jacinto Sandoval, vecino del Mineral de Santa Eulalia del Estado de Chihuahua, hace constar lo siguiente: Habiéndome atacado la erisipela gangrenosa en los pies y en el rostro; y habiéndome estado atendiendo el Dr Alemán Federico Sthoven, declaró, después de haberme aplicado las medicinas requeridas para el caso según la ciencia humana, que mi enfermedad era incurable. Al verme, pues, desahuciado por el médico, aclamé con veras de mi corazón a la Venerable y milagrosa imagen del Señor de los Rayos, quien, misericordioso como siempre, me escuchó y para testimonio de tan grande favor, hago constar que he venido desde Santa Eulalia, Chihuahua, a dar las debidas gracias por este singular favor, y para constancia firmo.
Ir a: Oración final para todos los días.
Oración final para todos los dias
ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS
Poderosísimo Señor de los Rayos, Capitán valeroso de los que batallamos en la milicia de este mundo. ¡Cuántos y cuan encarnizados enemigos nos rodean! el demonio con sus acechanzas, el mundo con sus vanidades y placeres, y la carne con sus tentaciones. Tú, Señor eres nuestra fortaleza contra el infierno y todo lo que quiere perdernos! Mira ¡oh, Dios de bondad! la guerra que sin cesar se le hace a la Iglesia Santa, a tu Vicario, el Sumo Pontífice, al Clero y a todo lo bueno ¿qué hacer en trance tan apurado? Señor, si Tú nos dejas, pereceremos, si tu mano omnipotente no nos protege, por nuestra débil naturaleza, sucumbiremos, mas con tu poderoso auxilio, Señor, todo lo podemos. Danos la victoria, remedia estas necesidades, por el ardiente amor con que abrazaste la Cruz para llevarla en tus hombros; y por las amargas penas que sintió tu amorosísima Madre, la Virgen María, en tu sagrada pasión, danos también el remedio en nuestras múltiples necesidades. Así, Señor, lo esperamos de tu misericordia y bondad. Amén.
Por el siervo de Dios
Hecha la señal de la Cruz, se reza el siguiente
ACTO DE CONTRICCION:
Señor mío Jesucristo, Padre misericordioso, Señor de los Rayos, humildemente postrado a tus sagrados pies, imploro tu misericordia para alcanzar el perdón de mis pecados. Es verdad que son innumerables pero, Señor, Tú dijiste que habías venido a la tierra a buscar no a los justos, sino a los pecadores. Con esta confianza, Jesús mío, espero me perdonarás todos mis pecados; me arrepiento con todo mi corazón de haberos ofendido. Lávame con tu preciosa sangre y quedará mi alma más blanca que la nieve, y por tus méritos e intercesión de tu Santísima Madre la Virgen María, te pido me concedas la gracia necesaria para amarte en esta vida y después ir a verte y alabarte en la Patria celestial por una eternidad. Amén.
ORACION
Mártir de los mártires, Señor de los Rayos, Redentor piadosísimo de las almas; Tú que por salvar al hombre padeciste tan atroces tormentos, y quisiste ser juzgado como reo para usar conmigo de misericordia. ¡Oh amor incomprensible de mi Dios! ¿Es posible que si Tú eres tan bueno yo no lo sea? ¿Qué si Tú permitiste ser tratado con desdenes e ignominia, yo corro presuroso y lleno de locura en busca de honores y placeres? ¡No, Jesús mío amabilísimo, ya no será así de aquí en adelante! Lleno de confusión y de vergüenza te suplico, postrado a tus plantas te dignes concederme el remedio en las presentes necesidades que me afligen, por el dolor que sentiste cuando coronaron de espinas tu Santísima Cabeza, y por la aflicción que tuvo la Virgen María, tu Madre, al verte en tan lastimoso estado Concédeme, Señor, lo que solicito si es de tu agrado, y si no dame paciencia en mis trabajos, para que después de esta vida pueda ir a alabarte eternamente en la gloria. Amén.
Rezar los Cinco Credos, hacer la Petición y decir la jaculatoria:
El Credo Largo
Creo en un solo Dios Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra y gracia del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con él Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén.
Jaculatoria
Señor de los Rayos Estrella brillante,
válganos tu Cruz,
Tu muerte y tu sangre. Amen
(Decir Peticion)
EJEMPLO
Un devoto del Señor de los Rayos apela a su misericordia
(Tomado del Libro de Registro No. 82).
El Sr. Jacinto Sandoval, vecino del Mineral de Santa Eulalia del Estado de Chihuahua, hace constar lo siguiente: Habiéndome atacado la erisipela gangrenosa en los pies y en el rostro; y habiéndome estado atendiendo el Dr Alemán Federico Sthoven, declaró, después de haberme aplicado las medicinas requeridas para el caso según la ciencia humana, que mi enfermedad era incurable. Al verme, pues, desahuciado por el médico, aclamé con veras de mi corazón a la Venerable y milagrosa imagen del Señor de los Rayos, quien, misericordioso como siempre, me escuchó y para testimonio de tan grande favor, hago constar que he venido desde Santa Eulalia, Chihuahua, a dar las debidas gracias por este singular favor, y para constancia firmo.
Ir a: Oración final para todos los días.
Oración final para todos los dias
ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS
Poderosísimo Señor de los Rayos, Capitán valeroso de los que batallamos en la milicia de este mundo. ¡Cuántos y cuan encarnizados enemigos nos rodean! el demonio con sus acechanzas, el mundo con sus vanidades y placeres, y la carne con sus tentaciones. Tú, Señor eres nuestra fortaleza contra el infierno y todo lo que quiere perdernos! Mira ¡oh, Dios de bondad! la guerra que sin cesar se le hace a la Iglesia Santa, a tu Vicario, el Sumo Pontífice, al Clero y a todo lo bueno ¿qué hacer en trance tan apurado? Señor, si Tú nos dejas, pereceremos, si tu mano omnipotente no nos protege, por nuestra débil naturaleza, sucumbiremos, mas con tu poderoso auxilio, Señor, todo lo podemos. Danos la victoria, remedia estas necesidades, por el ardiente amor con que abrazaste la Cruz para llevarla en tus hombros; y por las amargas penas que sintió tu amorosísima Madre, la Virgen María, en tu sagrada pasión, danos también el remedio en nuestras múltiples necesidades. Así, Señor, lo esperamos de tu misericordia y bondad. Amén.