Por el siervo de Dios
Hecha la señal de la Cruz, se reza el siguiente
ACTO DE CONTRICCION:
Señor mío Jesucristo, Padre misericordioso, Señor de los Rayos, humildemente postrado a tus sagrados pies, imploro tu misericordia para alcanzar el perdón de mis pecados. Es verdad que son innumerables pero, Señor, Tú dijiste que habías venido a la tierra a buscar no a los justos, sino a los pecadores. Con esta confianza, Jesús mío, espero me perdonarás todos mis pecados; me arrepiento con todo mi corazón de haberos ofendido. Lávame con tu preciosa sangre y quedará mi alma más blanca que la nieve, y por tus méritos e intercesión de tu Santísima Madre la Virgen María, te pido me concedas la gracia necesaria para amarte en esta vida y después ir a verte y alabarte en la Patria celestial por una eternidad. Amén.
PRIMER DÍA
Venerable Señor de los Rayos, yo os adoro con todas las potencias de mi alma, y os amo con todo mi corazón. Oh. Cordero Inmaculado de quien dijo el Eterno Padre:
“Este es mi Hijo muy amado en quien tengo todas mis complacencias”.
Espejo purísimo, en quien se miran los Angeles. Amado mío, Tú eres el consuelo de mi alma, Señor, apiádate de mí, alivia mis quebrantos; te lo pido por tus méritos, y por el amor infinito que en la víspera de tu muerte te movió a quedarte con nosotros en el Santísimo Sacramento, para ser nuestro compañero en este valle de lágrimas. ¡Jesús, Hijo de David!, ten compasión de mí. Amén.
Se rezan cinco Credos, en honor de las cinco llagas, diciendo, al terminar cada Credo, esta jaculatoria:
El Credo Largo
Creo en un solo Dios Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra y gracia del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con él Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén.
Jaculatoria
Señor de los Rayos Estrella brillante,
válganos tu Cruz,
Tu muerte y tu sangre. Amen
(Decir Peticion)
EJEMPLO
Muy alentador ejemplo
Contemplad, sobre el Calvario, al Buen Ladrón convertido. Ved ahí un gran pecador que, en el día de la grande efusión de la Sangre preciosísima de Jesucristo, obtuvo la vida de la gracia y de la gloria y mereció en ese mismo día el Paraíso por la eficacia de esa Sangre divina. Viendo a Jesús Crucificado derramarla con tanta paciencia y amor, sintió su corazón lleno de compunción, recurrió a Jesús, confió en los méritos eficaces de esta Sangre de vida eterna y escuchó aquellas palabras dulces y consoladoras: “Hoy estarás conmigo en el Paraíso” También dijo el Señor a Santa Matilde: “Yo soy quien ha aplacado la ira de mi Padre celestial, y con mi sangre he reconciliado al hombre con Dios”
Oración final para todos los dias
ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS
Poderosísimo Señor de los Rayos, Capitán valeroso de los que batallamos en la milicia de este mundo. ¡Cuántos y cuan encarnizados enemigos nos rodean! el demonio con sus acechanzas, el mundo con sus vanidades y placeres, y la carne con sus tentaciones. Tú, Señor eres nuestra fortaleza contra el infierno y todo lo que quiere perdernos! Mira ¡oh, Dios de bondad! la guerra que sin cesar se le hace a la Iglesia Santa, a tu Vicario, el Sumo Pontífice, al Clero y a todo lo bueno ¿qué hacer en trance tan apurado?
Señor, si Tú nos dejas, pereceremos, si tu mano omnipotente no nos protege, por nuestra débil naturaleza, sucumbiremos, mas con tu poderoso auxilio, Señor, todo lo podemos.
Danos la victoria, remedia estas necesidades, por el ardiente amor con que abrazaste la Cruz para llevarla en tus hombros; y por las amargas penas que sintió tu amorosísima Madre, la Virgen María, en tu sagrada pasión, danos también el remedio en nuestras múltiples necesidades.
Así, Señor, lo esperamos de tu misericordia y bondad.
Amén.
Hecha la señal de la Cruz, se reza el siguiente
ACTO DE CONTRICCION:
Señor mío Jesucristo, Padre misericordioso, Señor de los Rayos, humildemente postrado a tus sagrados pies, imploro tu misericordia para alcanzar el perdón de mis pecados. Es verdad que son innumerables pero, Señor, Tú dijiste que habías venido a la tierra a buscar no a los justos, sino a los pecadores. Con esta confianza, Jesús mío, espero me perdonarás todos mis pecados; me arrepiento con todo mi corazón de haberos ofendido. Lávame con tu preciosa sangre y quedará mi alma más blanca que la nieve, y por tus méritos e intercesión de tu Santísima Madre la Virgen María, te pido me concedas la gracia necesaria para amarte en esta vida y después ir a verte y alabarte en la Patria celestial por una eternidad. Amén.
PRIMER DÍA
Venerable Señor de los Rayos, yo os adoro con todas las potencias de mi alma, y os amo con todo mi corazón. Oh. Cordero Inmaculado de quien dijo el Eterno Padre:
“Este es mi Hijo muy amado en quien tengo todas mis complacencias”.
Espejo purísimo, en quien se miran los Angeles. Amado mío, Tú eres el consuelo de mi alma, Señor, apiádate de mí, alivia mis quebrantos; te lo pido por tus méritos, y por el amor infinito que en la víspera de tu muerte te movió a quedarte con nosotros en el Santísimo Sacramento, para ser nuestro compañero en este valle de lágrimas. ¡Jesús, Hijo de David!, ten compasión de mí. Amén.
Se rezan cinco Credos, en honor de las cinco llagas, diciendo, al terminar cada Credo, esta jaculatoria:
El Credo Largo
Creo en un solo Dios Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra y gracia del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con él Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén.
Jaculatoria
Señor de los Rayos Estrella brillante,
válganos tu Cruz,
Tu muerte y tu sangre. Amen
(Decir Peticion)
EJEMPLO
Muy alentador ejemplo
Contemplad, sobre el Calvario, al Buen Ladrón convertido. Ved ahí un gran pecador que, en el día de la grande efusión de la Sangre preciosísima de Jesucristo, obtuvo la vida de la gracia y de la gloria y mereció en ese mismo día el Paraíso por la eficacia de esa Sangre divina. Viendo a Jesús Crucificado derramarla con tanta paciencia y amor, sintió su corazón lleno de compunción, recurrió a Jesús, confió en los méritos eficaces de esta Sangre de vida eterna y escuchó aquellas palabras dulces y consoladoras: “Hoy estarás conmigo en el Paraíso” También dijo el Señor a Santa Matilde: “Yo soy quien ha aplacado la ira de mi Padre celestial, y con mi sangre he reconciliado al hombre con Dios”
Oración final para todos los dias
ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS
Poderosísimo Señor de los Rayos, Capitán valeroso de los que batallamos en la milicia de este mundo. ¡Cuántos y cuan encarnizados enemigos nos rodean! el demonio con sus acechanzas, el mundo con sus vanidades y placeres, y la carne con sus tentaciones. Tú, Señor eres nuestra fortaleza contra el infierno y todo lo que quiere perdernos! Mira ¡oh, Dios de bondad! la guerra que sin cesar se le hace a la Iglesia Santa, a tu Vicario, el Sumo Pontífice, al Clero y a todo lo bueno ¿qué hacer en trance tan apurado?
Señor, si Tú nos dejas, pereceremos, si tu mano omnipotente no nos protege, por nuestra débil naturaleza, sucumbiremos, mas con tu poderoso auxilio, Señor, todo lo podemos.
Danos la victoria, remedia estas necesidades, por el ardiente amor con que abrazaste la Cruz para llevarla en tus hombros; y por las amargas penas que sintió tu amorosísima Madre, la Virgen María, en tu sagrada pasión, danos también el remedio en nuestras múltiples necesidades.
Así, Señor, lo esperamos de tu misericordia y bondad.
Amén.