SEGUNDO DÍA
Por el siervo de Dios
Hecha la señal de la Cruz, se reza el siguiente
ACTO DE CONTRICCION:
Señor mío Jesucristo, Padre misericordioso, Señor de los Rayos, humildemente postrado a tus sagrados pies, imploro tu misericordia para alcanzar el perdón de mis pecados. Es verdad que son innumerables pero, Señor, Tú dijiste que habías venido a la tierra a buscar no a los justos, sino a los pecadores. Con esta confianza, Jesús mío, espero me perdonarás todos mis pecados; me arrepiento con todo mi corazón de haberos ofendido. Lávame con tu preciosa sangre y quedará mi alma más blanca que la nieve, y por tus méritos e intercesión de tu Santísima Madre la Virgen María, te pido me concedas la gracia necesaria para amarte en esta vida y después ir a verte y alabarte en la Patria celestial por una eternidad.
Amén.
Oracion
Padre mío, Señor de los Rayos; vengo afligido a tus plantas sacrosantas a mostrarte mis quebrantos. Tú bien sabes cuántas aflicciones amargan mi existencia. Nadie ha quedado sin consuelo de cuantos te han invocado en su favor, pidiéndote el socorro de sus necesidades. Dígnate, Padre amorosísimo, aliviar las penas que me aquejan, te lo pido por el sudor de sangre que derramaste en el Huerto de los Olivos, y por el acerbo dolor que sintió tu santísima Madre al verte con el espíritu en agonía tan profunda. Concédeme lo que te pido, si es para gloria de Dios y bien de mi alma, y si no, dame resignación para sufrir con provecho espiritual los trabajos que te has servido enviarme, y poder gozarte después en el cielo. Amén.
Rezar los Cinco Credos, hacer la Petición y decir la jaculatoria:
El Credo Largo
Creo en un solo Dios Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra y gracia del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con él Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén.
Jaculatoria
Señor de los Rayos Estrella brillante,
válganos tu Cruz,
Tu muerte y tu sangre. Amen
( Decir Peticion )
EJEMPLO
Grande favor alcanzado
(Tomado del Lib. de Reg. de Fav No 2)
Yo, Felipe Rivas, de Tepatitlán, Jal., doy gracias al Señor de los Rayos de Temastían, Jal., por un señalado favor que recibí y para mayor gloria y culto del Señor de los Rayos, narro de la siguiente manera: Estando platicando con el Sr J Guadalupe Sandoval, tomó éste la pistola que portaba y disparó sobre mí, y fui lesionado por un proyectil que entró en la frente y me salió por el cerebro; por esta lesión caí en tierra, habiendo durado por espacio de veinticuatro horas sin darme cuenta, pero al oír el disparo invoqué al Señor de los Rayos, que misericordiosamente me concedió volver a mi entero conocimiento y seguir viviendo; por tanto hago de la manera más solemne, publica mi gratitud. —Nota: el sacerdote encargado del Santuario del Señor de los Rayos y varias personas fueron testigos oculares, palpando y viendo las heridas que aún no sanaban. Firmado.
Oración final para todos los dias
ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS
Poderosísimo Señor de los Rayos, Capitán valeroso de los que batallamos en la milicia de este mundo. ¡Cuántos y cuan encarnizados enemigos nos rodean! el demonio con sus acechanzas, el mundo con sus vanidades y placeres, y la carne con sus tentaciones. Tú, Señor eres nuestra fortaleza contra el infierno y todo lo que quiere perdernos! Mira ¡oh, Dios de bondad! la guerra que sin cesar se le hace a la Iglesia Santa, a tu Vicario, el Sumo Pontífice, al Clero y a todo lo bueno ¿qué hacer en trance tan apurado? Señor, si Tú nos dejas, pereceremos, si tu mano omnipotente no nos protege, por nuestra débil naturaleza, sucumbiremos, mas con tu poderoso auxilio, Señor, todo lo podemos. Danos la victoria, remedia estas necesidades, por el ardiente amor con que abrazaste la Cruz para llevarla en tus hombros; y por las amargas penas que sintió tu amorosísima Madre, la Virgen María, en tu sagrada pasión, danos también el remedio en nuestras múltiples necesidades. Así, Señor, lo esperamos de tu misericordia y bondad.
Amén.