TERCER DIA
Por el siervo de Dios
Hecha la señal de la Cruz, se reza el siguiente
ACTO DE CONTRICCION:
Señor mío Jesucristo, Padre misericordioso, Señor de los Rayos, humildemente postrado a tus sagrados pies, imploro tu misericordia para alcanzar el perdón de mis pecados. Es verdad que son innumerables pero, Señor, Tú dijiste que habías venido a la tierra a buscar no a los justos, sino a los pecadores. Con esta confianza, Jesús mío, espero me perdonarás todos mis pecados; me arrepiento con todo mi corazón de haberos ofendido. Lávame con tu preciosa sangre y quedará mi alma más blanca que la nieve, y por tus méritos e intercesión de tu Santísima Madre la Virgen María, te pido me concedas la gracia necesaria para amarte en esta vida y después ir a verte y alabarte en la Patria celestial por una eternidad. Amén.
ORACIÓN
Señor de los Rayos, Sol de Justicia, que iluminas las almas sumergidas en las tinieblas del pecado. Tú que ablandas el corazón más empedernido como hiciste con el de San Pablo, derribándolo del caballo en el camino de Damasco, volviéndolo al verdadero camino y guiándolo por la senda de la virtud, dígnate concederme la gracia suficiente para conocer mis extravíos. Por los crueles azotes que sufriste atado a la columna y por la amarga pena que sintió tu Inmaculada Madre al ver tu cuerpo despedazado, te ruego me concedas la gracia que te pido en esta novena, si es conforme con tu adorable voluntad. Amén.
Rezar los Cinco Credos, hacer la Petición y decir la jaculatoria:
El Credo Largo
Creo en un solo Dios Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra y gracia del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con él Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
Amén.
Jaculatoria
Señor de los Rayos Estrella brillante,
válganos tu Cruz,
Tu muerte y tu sangre. Amen
(Decir Peticion)
EJEMPLO
Testimonio de gratitud al Señor de los Rayos
(Registrado bajo partida No. 11 y se lee en un cuadro que existe en el mismo Santuario)
Durante la revolución allá por el año de 1915, residiendo yo en Tlaltenango, Zac., entró una fuerza carrancista a dicho pueblo, habiéndolo saqueado. Durante dicho saqueo, me fueron robadas mis alhajas por un capitán. Yo pedí de todo corazón al Señor de los Rayos, ayuda para que me fueran devueltas, ofreciéndole publicar mi gratitud, en cambio de su favor. El oyó mis ruegos y un mes más tarde me fueron devueltas, sin faltarme una sola, en la ciudad de Aguascalientes. Mas yo no cumplí mi promesa, y antes de un año, me fueron robadas para no recuperarlas jamás. Hago constar lo anterior, para confirmar mi dicho primero, es decir, la falta al cumplimiento de mi oferta me fue castigada, y hoy, al enviarle este testimonio, le pido arrepentida, perdón y misericordia, para que jamás me falte su valiosísima protección en todas mis aflicciones.- Amparo M. de Mejía, Kansas City, Mo. EE.UU., noviembre 12 de 1929.
Ir a: Oración final para todos los días.
Oración final para todos los dias
ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS
Poderosísimo Señor de los Rayos, Capitán valeroso de los que batallamos en la milicia de este mundo. ¡Cuántos y cuan encarnizados enemigos nos rodean! el demonio con sus acechanzas, el mundo con sus vanidades y placeres, y la carne con sus tentaciones. Tú, Señor eres nuestra fortaleza contra el infierno y todo lo que quiere perdernos! Mira ¡oh, Dios de bondad! la guerra que sin cesar se le hace a la Iglesia Santa, a tu Vicario, el Sumo Pontífice, al Clero y a todo lo bueno ¿qué hacer en trance tan apurado? Señor, si Tú nos dejas, pereceremos, si tu mano omnipotente no nos protege, por nuestra débil naturaleza, sucumbiremos, mas con tu poderoso auxilio, Señor, todo lo podemos. Danos la victoria, remedia estas necesidades, por el ardiente amor con que abrazaste la Cruz para llevarla en tus hombros; y por las amargas penas que sintió tu amorosísima Madre, la Virgen María, en tu sagrada pasión, danos también el remedio en nuestras múltiples necesidades. Así, Señor, lo esperamos de tu misericordia y bondad.
Amén.
Por el siervo de Dios
Hecha la señal de la Cruz, se reza el siguiente
ACTO DE CONTRICCION:
Señor mío Jesucristo, Padre misericordioso, Señor de los Rayos, humildemente postrado a tus sagrados pies, imploro tu misericordia para alcanzar el perdón de mis pecados. Es verdad que son innumerables pero, Señor, Tú dijiste que habías venido a la tierra a buscar no a los justos, sino a los pecadores. Con esta confianza, Jesús mío, espero me perdonarás todos mis pecados; me arrepiento con todo mi corazón de haberos ofendido. Lávame con tu preciosa sangre y quedará mi alma más blanca que la nieve, y por tus méritos e intercesión de tu Santísima Madre la Virgen María, te pido me concedas la gracia necesaria para amarte en esta vida y después ir a verte y alabarte en la Patria celestial por una eternidad. Amén.
ORACIÓN
Señor de los Rayos, Sol de Justicia, que iluminas las almas sumergidas en las tinieblas del pecado. Tú que ablandas el corazón más empedernido como hiciste con el de San Pablo, derribándolo del caballo en el camino de Damasco, volviéndolo al verdadero camino y guiándolo por la senda de la virtud, dígnate concederme la gracia suficiente para conocer mis extravíos. Por los crueles azotes que sufriste atado a la columna y por la amarga pena que sintió tu Inmaculada Madre al ver tu cuerpo despedazado, te ruego me concedas la gracia que te pido en esta novena, si es conforme con tu adorable voluntad. Amén.
Rezar los Cinco Credos, hacer la Petición y decir la jaculatoria:
El Credo Largo
Creo en un solo Dios Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra y gracia del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con él Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
Amén.
Jaculatoria
Señor de los Rayos Estrella brillante,
válganos tu Cruz,
Tu muerte y tu sangre. Amen
(Decir Peticion)
EJEMPLO
Testimonio de gratitud al Señor de los Rayos
(Registrado bajo partida No. 11 y se lee en un cuadro que existe en el mismo Santuario)
Durante la revolución allá por el año de 1915, residiendo yo en Tlaltenango, Zac., entró una fuerza carrancista a dicho pueblo, habiéndolo saqueado. Durante dicho saqueo, me fueron robadas mis alhajas por un capitán. Yo pedí de todo corazón al Señor de los Rayos, ayuda para que me fueran devueltas, ofreciéndole publicar mi gratitud, en cambio de su favor. El oyó mis ruegos y un mes más tarde me fueron devueltas, sin faltarme una sola, en la ciudad de Aguascalientes. Mas yo no cumplí mi promesa, y antes de un año, me fueron robadas para no recuperarlas jamás. Hago constar lo anterior, para confirmar mi dicho primero, es decir, la falta al cumplimiento de mi oferta me fue castigada, y hoy, al enviarle este testimonio, le pido arrepentida, perdón y misericordia, para que jamás me falte su valiosísima protección en todas mis aflicciones.- Amparo M. de Mejía, Kansas City, Mo. EE.UU., noviembre 12 de 1929.
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Oración final para todos los dias
ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS
Poderosísimo Señor de los Rayos, Capitán valeroso de los que batallamos en la milicia de este mundo. ¡Cuántos y cuan encarnizados enemigos nos rodean! el demonio con sus acechanzas, el mundo con sus vanidades y placeres, y la carne con sus tentaciones. Tú, Señor eres nuestra fortaleza contra el infierno y todo lo que quiere perdernos! Mira ¡oh, Dios de bondad! la guerra que sin cesar se le hace a la Iglesia Santa, a tu Vicario, el Sumo Pontífice, al Clero y a todo lo bueno ¿qué hacer en trance tan apurado? Señor, si Tú nos dejas, pereceremos, si tu mano omnipotente no nos protege, por nuestra débil naturaleza, sucumbiremos, mas con tu poderoso auxilio, Señor, todo lo podemos. Danos la victoria, remedia estas necesidades, por el ardiente amor con que abrazaste la Cruz para llevarla en tus hombros; y por las amargas penas que sintió tu amorosísima Madre, la Virgen María, en tu sagrada pasión, danos también el remedio en nuestras múltiples necesidades. Así, Señor, lo esperamos de tu misericordia y bondad.
Amén.